La creación de esta institución completamente inglesa, se acredita alrededor de 1840 a una amiga cercana de la reina Victoria -Anne Marie Russell, duquesa de Bedford, quien buscaba un medio para prevenir los dolores de hambre en el largo intervalo entre un almuerzo temprano y cena tardía.
Inicialmente, la duquesa les pidió a sus criados que trajeran a escondidas una taza de té y unos cuantos panes para reponerse. Al hacerlo, descubrió que una merienda era el refrigerio perfecto y comenzó a invitar a amigos a unirse a ella en el Castillo de Belvoir.
El menú se centró en pequeños pasteles, sándwiches de pan y mantequilla, dulces variados y, por supuesto, té.
Las sesiones de la tarde resultaron tan populares que la duquesa las continuó a su regreso a Londres, enviando invitaciones a amigos para «té y caminar por los campos».